Capítulo 1: El seductor de las musas. (corregido y aumentado)

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Capítulo 1. El seductor de las musas.

Mar del Plata es el refugio de las Musas, alejadas de las malas compañías, los banqueros, y las niñas respondonas, huyen sin gustarles las personas que razonan demasiado y bien lejos ya eligen pasear con poetas, de corazones sensibles, nobles, espontáneos y también sentarse a descansar junto a los enamorados besándose en los bancos de las plazas, pasear los Lunes por la tarde,
Yo me di en llamar el seductor de las musas.
Perdonen, no me he presentando: soy Gastón Matute, ¡Si! el que figura en la tapa del libro. Soy el escritor y el que les va a relatar esta historia. Escogí ser poeta por dos razones, primero para encontrar la belleza en la vida (y de la mano de las musas encontrarla) y darla a conocer en este libro y segundo para descubrir lo que debería ser un mundo mas bello mas humano sobre lo que es este mundo y sus avatares, para que vivas un mundo de sensaciones.
Salvada esta pequeña introducción, como les dije: Me di en llamar el seductor de las musas, atraigo su curiosidad cuando estoy absorto en algún pensamiento, sensibilizado por algo que vi cuando estoy jugando con mi pluma o escribiendo algún poema y con el correr de los versos las acaricio, las protejo, las hago soñar las abrazo y las beso y obtengo a cambio un soplo de genialidad por parte de ellas. En su compañía aseguro que se puede volar, suena bien rimar canción con corazón y olvidarte de las tablas de multiplicar. Cuando no están derrochando belleza por Mar del Plata, vagan por ahí tratando mediante su inspiración de construir un mundo mejor, y si necesitas realmente de ellas no tienes mas que pensar en forma poética, y acudirán a tu lado.
Lejos de Mar del Plata, para encontrarse con ellas es necesario acercarse de viaje al monte Parnaso, donde residen, sin exceso de equipaje. Despojarse de todo razonamiento que venga a estorbar el sentimiento, lejos de todo prejuicio que nos aparte de la novedad y creencias falsas. En la soledad de su compañía se acallan los ruidos sin sentido de la vida cotidiana que aturden, y te apartan bien lejos como a siete lenguas de las bocas; en un lenguaje siete veces diferente del habla vulgar desorientadora a mucha distancia de las voces de la multitud. Ellas te llevan de paseo por el arte tomando, por ejemplo, un té en el café Terrace de un cuadro de Picasso o te hacen gritar bien alto en un cuadro con Munch.
De vuelta ya por estos lugares las musas entienden que la verdadera sabiduría esta en la realidad cotidiana, viviendo el aquí y ahora, experimentando cada lugar; en la Feliz ciudad de Mar del Plata.


El Seductor de las musas.

Habité en un cuadro de Picasso,
Grite bien alto con Munch,
Oí el soplo de las musas.

Escribí en un salón de belleza
Fui ABCdario en claustro de maestros,
Fui el alumno rebelde de las musas

Viajo al parnaso sin exceso de equipaje
Estuve a 7 lenguas de tus labios.
Ser el refugio de las musas.

Soy el del cuento que escuchaste.
Ser el soneto que te besa
Soy el seductor de la musas.

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