UNA HISTORIA MEDIEVAL. PALABRAS Y ESPADAS.
Si Gam movía la boca y la ponía en una mueca, murmuraba algunas palabras ininteligibles, se mordía el labio inferior, debías tener cuidado, podía dejarte petrificado en un hechizo o hacerte bailar una danza frenética. Si con su voz no bastaba, la advertencia de la empuñadura de la filosa, su espada, que asomaba por su hombro derecho, disuadía hasta a las personas más osadas. Nunca se sabía dónde comenzaba la palabra y terminaba su espada, una suave brisa de un hechizo en el duro acero toledano. La palabra y la espada del guerrero Gam.
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