UNA HISTORIA MEDIEVAL. PALABRAS Y ESPADAS.
Gam, el guerrero, era conocido en todo el reino, del uno al otro confín del mundo, tanto que ya no se sabía cuantas de sus historias eran verdad, y cuanto había de canción épica, fábula o cuento de hadas.
Estuve en lugares que
ningún humano podría haber estado, osado entrar, pero jamás lo contó, no le
creerían, como cuando visitó la selva impenetrable de las Pleyades. Dicen que
lo dejaron ir porque era Gam el guerrero, porque conocían sus historias, y se
dejaron dormir encantadas por una de ellas, cayendo en un sueño profundo.
Guerreros afamados se
jactaban del tajo que les cruzaba la mejilla, que les había dejado la espada del guerrero Gam.
Es de esos personajes
extraordinarios que suelen dejar con un hechizo y en un susurro arremolinado el
viento, en una suave brisa de primavera convertir un rocío en tormenta, con el
aliento hacer crepitar las hogueras, una palabra en sus leyes no escritas un
relámpago en la noche, con solo un pensamiento aullar al viento, en una
mandoble silbar su espada.
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