UNA HISTORIA MEDIEVAL. PALABRAS Y ESPADAS.
-¿Es verdad todo lo
que de vos se cuenta?- preguntó el carcelero al guerrero Gam, desatendiendo la
advertencia de que no escuchara sus palabras, llevado por la emoción de tener
al legendario guerrero Gam, a su cuidado tras las rejas. -Me dijeron que no
escuchara tus palabras, y mucho menos que no me acercara a esos barrotes, pero
no me vendrá mal escuchar una de tus historias, no puedo dejarte un segundo
solo.
-Tan verdad- comenzó
a decir Gam- que ni las mil y una historias alcanzarían para retratarme. Habrás
leído y escuchado mis historias por ahí, pero mejor que los que las escriben y
los que las cuentas es los que las viven, y vas a vivir una historia de la
misma voz del guerrero Gam: Había una vez. –Gam adoptó al comienzo la voz
encantadora de su amigo Tute el cuentista para contar historias, para luego
transformarla en la encantadora del hechicero Mut y de Mag la maga, como había
aprendido, no sin partes férreas y tan reales como las suyas propias y las de
su maestro guerrero Mat.
Al despertar el
carcelero, vio la puerta de la celda abierta. El guerrero Gam, como es de
esperar ya no estaba. Lo último que recuerda fue que fue llevado en un
encantamiento como en un cuento de hadas, para dormirse como en una canción de
cuna, escuchando una historia de un cuentista, Tute, de una hechicero y una
maga, Mut y Mag, y de un valiente guerrero, pongamos que el guerrero Gam.
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