UNA HISTORIA MEDIEVAL. PALABRAS Y ESPADAS.
Esta
vez Gam el guerrero no quiso entrar sigilosamente descolgándose por las torres
del castillo, o generando una neblina que lo encubriera. Quería entrar por la
puerta grande. Avisar al Rey que estaba llegando, no tomarlo por sorpresa, y
que el tiempo del miedo se fuera apoderando de él.
Caminaba
en dirección a la puerta principal del castillo. Al verlo los arqueros
empezaron a correr la voz, y enseguida una lluvia de flechas empezó a inundar
el cielo en direcciona hacia el suelo, que fueron siendo despejadas por los
vientos, mientras Gam caminaba impasible y sin ningún tipo de demora hacia la
puerta. Cuando un hombre decidido camina, todo el mundo se corre a su paso, le
había dicho Mat el gran maestro guerrero.
La
puerta se desplomó a pocos pasos de su llegada, todo estaba orquestado como lo
había dicho el hechicero Mut, que le abriría la puerta a tiempo. Deja que todo
transcurra, las cosas tienen razón en todos los casos. Soldados empezaron a
salir, Gam tuvo que acelerar su paso en una carrera frenética hacia la entrada
mientras entre mandobles, estocadas y fintas, hacia oscilar la espada en
grandes círculos, el viento no surtiría el mismo efecto que con las flechas,
despejar espadas requería otra espada, y ágiles movimientos.
Ya
se encontraba adentro del castillo, conocía el camino, corrió las escaleras que
daban a la sala, derribó la puerta con un ademán enérgico similar a un golpe de
puño sin tocar la puerta siguiera, pero la puerta se desplomó como si la
hubiesen golpeado ferozmente, detrás se podía ver al Rey escoltado por su
guardia real.
-Vaya
forma de recibir a los forasteros, en la zona me comentaron de la muy mala atención
de esta posada, espero que tengan un buen servicio de cuarto- dijo Gam el
guerrero.
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