Paseaba el Poeta Relámpago por el puerto de Costa Melancolía. En que pensaba, solo él lo sabía. Daba una vuelta antes de encontrarse en la taberna La corte de los Milagros con los tripulantes del bergantín el Mensaje en una Botella, el Capitán Vulgaridad y otros.
Veía a los pescadores desembarcar luego de una larga faena en el mar, trayendo que comer a Costa Melancolía, de regreso a su hogar y a su familia. El poeta se detuvo frente a unos lugareños que desenredaban redes.
No dudo y les recitó los versos de la canción del pirata:
Y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul.
Asi terminó de recitar el poeta, y no podrán imaginar la cara entre azorada, rara e incrédula de los tripulantes del Regreso a Casa, que es como así se llamaba el barco que estaba amarrado, y uno que tenia cara de pocos amigos, osco, recio, y de complensión titánica y fornido, dijo:
No vengas con niñerías ni cosas de poetas, nosotros no estamos para esas cosas, ni tenemos tiempo. Si no salimos a la mar y no volvemos a tiempo y prestamos atención, o no comen nuestros hijos o nos come el mar.
Relámpago raudo y certero como solía serlo, le respondió:
-¿No vas por la mar pensando en tu amada, contándole tus pensamientos al viento, mirando anhelante el horizonte?, pués sin saberlo, lo estas haciendo, eso es poesía-. Y se freno, quería seguir diciendo: ¿No capeas las tormentas pensando en llegar a casa? ¿No vas tras una estrella que te guié y te proteja por el camino? Pero algo en la cara del fortachón le hizo refrenarse.
En otra oportunidad habría increpado al poeta y lo hubiera matado de un solo golpe, pero ante la mirada atenta de sus compañeros, miró al poeta, algo le habrá tocado en sus fibras más intimas, porque sin decir nada, agacho la cabeza, y siguió desenredando sus redes.
Poeta supo callar y seguir, ante la mirada de los compañeros que extrañados alternaban la mirada en el fortachón que desenredaba con al cabeza gacha, y el poeta que se iba.
Paseaba el Poeta Relámpago por el puerto de Costa Melancolía. De: Las aventuras del Capitán Vulgaridad. De los siete mares al séptimo cielo. Tercera parte.
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