Acababa el poeta Relámpago de desembarcar del bergantín el mensaje en una botella. El Capitán Vulgaridad no se sabía donde andaba, tampoco el resto de la tripulación, como si ni bien pisar tierra, todos hubieran disparado a hacer sus cosas, o a encontrar otras, vaya uno a saber. El Ayudante del Capitán le había dicho antes de bajar, mientras el poeta se acomodaba y agarraba su bolso para el desembarco:
-Te espero en la corte de los milagros.
Costa Esperanza era encantadora, sus habitantes salían como de un cuento de hadas, y ni hablar de la corte de los milagros, nunca se sabía que podía llegar a pasar.
El poeta pensó, en dar una vuelta antes de entrar, a la taberna, pero como lo esperaban y ademas necesitaba un trago no tardo en llegar.
-Bienvenido nuevamente a la corte de los milagros- le dijo la tabernera, la Pasión. -Lo esperan en la mesa del fondo. Atareada como estaba como siempre con las mesas y los clientes.
-Gracias Pasión- Y se fue a encontrar con el quien, suponía, sería el ayudante- Que bien le queda la Pasión al Capitán, pensó el poeta.
Ahí estaba el ayudante, se sentó y como vio que la pasión andaba en otro lado se fue a al barra a pedir una cerveza, y ademas saludaría al Rufian.
-Siempre es bueno regresar por una cerveza a la corte de los milagros, aunque no se hable bien de su concurrencia aunque se aconseje y todos tus instintos te digan que ni lo pienses- dijo el poeta.
El rufián que había reconocido la voz del poeta se dio vuelta enseguida diciendo:
-Hea bienvenido- y como era un irónico por naturaleza, y su profesión no le dejaba ser otra cosa, y en parte para no achicarse y siempre en broma cuando se encontraban entre camaradas, siguió diciendo- Bueno no se de que te asustas, además viniendo y bajando de el mensaje en una botella, con al fauna esa que lleva, deberás estar acostumbrado.
El poeta se rió, tomo su cerveza cambió unas palabras con el Rufián, pero como se lo veía atareado lo dejo para charlar más tarde.
De regreso paso por al lado de un hombre que hablaba muy alegremente con otros dos, el que hablaba paracía estar muy entretenido con lo que decía, y los otros dos lo miraban como embelesados.
-¿Quien es ese que ahí está?- le preguntó el poeta al ayudante.
-El genio, o así le llaman, pero no se lo digas, porque el lo niega, no lo reconoce- esperá que termine de hablar y si lo encuentras solo, andá y hablale, es deslumbrante, un genio- dijo el ayudante.
El caso es que ni bien se desocupó el poeta no dudo un segundo y se sentó enseguida a la mesa del genio.
-Que querés tomar, te invito una cerveza, no todos los días se ve un genio, y dicen que vos sos uno, ¿No es verdad?- dijo el poeta que no se si era lo mas apropiado para empezar una conversacion, pero al poeta le pareció bien, arrancar con todo.
El genio, que en realidad lo era, no se inmutó, mas bien le agrado, se rió y le dijo al poeta:
-Solo porque me invitas una cerveza te dejaré sentar a mi mesa, sino tendría que cobrarte mucho mas, o echarte, no todos los días se conoce a un genio, y aunque intuyo por tu prudencia que no sabes si es la forma de entrar, es la única forma que se le entra a un genio. Me divierte, toma asiento, mofándose del poeta que ya se había sentado- y se rieron.
Lo que hablaron el genio y el poeta lo dejo para otra ocasión, o quedará en esa mesa. El caso es que el poeta quedo encantado y ya de vuelta a su alojamiento pensó.
Tiene todos los rasgos de un genio, y ¿Por qué no lo quiere ser, por qué lo niega? Porque precisamente es un genio.
¿Cuales son esos rasgos? Eso si lo sabía bien el poeta: Al genio le importaba cosas muy distintas que el resto, o le prestaba atención a cosas distintas, en su compañía, te hacia sentir que el genio eras vos, y lo mas importante era un genio porque era como era, no necesitaba demasiado, menos que lo reconozcan como genio, y aunque en el fondo lo vieran diferente, el quería ser uno más, sin ninguna condecoración ni tener que demostrar nada, y como no demostraba nada y como no necesitaba serlo, nunca quiso serlo, ¿Y por qué nunca quiso serlo? Sencillamente porque era un genio.
El poeta Relámpago conoce un genio en la taberna la corte de los milagros.
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