Una de las pocas veces que el Capitán Vulgaridad se brinda en una charla tan sincera, con el poeta Relámpago.

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Una de las pocas veces que el Capitán Vulgaridad se brinda en una charla tan sincera, con el poeta Relámpago. Ya sabemos que el Capitán no era de hablar demasiado, era un hombre de hacer, de navegar. Pero como estaba en la taberna con el poeta, y entre copa y copa, aflojaba un poco la lengua, pero sabia muy bien lo que decía y cuanto decía.
-¿Y no le da pena dejar los puertos? le preguntó el poeta- siempre navegando, siempre uno diferente cada día.
-Mira poeta, no te pases, ni me vengas con preguntas insidiosas, ni quieras disfrazar algo tan magnánimo como una simple pregunta, pero voy a contestártelo- dijo el Capitán decidido a hablar- Si bien me vez navegar y atracar cada día un puerto distinto, yo tengo mis puertos preferidos, se que me espera en cada uno de ellos. Ademas, yo nunca me voy, si siempre estoy volviendo. ¿No dice así un tango? Son fascinantes las llegadas, descubrir algunos puertos. También si dejar otros, da no se que. A muchos no me costo nada zarpar. Según el caso. A ver, te voy a hacer una pregunta: ¿A vos no te da como cosa, lo que escribís, digamos, pensando que tenes como una responsabilidad, tener cuidado de decir ciertas cosas?
-Si, a veces- dijo el poeta- depende de que, tan solo un segundo, pero por lo general lo digo todo, trato de decir cosas edificantes, nada desolador. Procurando pensar que el lector va a tomar cierta distancia, que sabrá discriminar, que lo va a tomar con alegría y a fin de cuentas, va a hacer lo que a el le parezca, puede tomar un consejo, una advertencia, o un parecer, pero va a hacer lo que le dicte su corazón. Siempre con la mejor voluntad, supongo.
-Entonces conteste a tu pregunta en parte, yo tengo que navegar, como vos escribís. Dejando todos los días los puertos, regresando. Vos debes dejar el papel navegar, irte por ahí y volver otra vez, al papel. A mi me divierte navegar, como a vos te divertirá escribir.
-Además, tu casa es el bergantín el mensaje en una botella, como la mía la pluma y el papel- dijo el poeta.
-Te lo iba a decir, pero preferí que lo digas vos, que sos poeta- le dijo al poeta.

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