La ciudad es un monstruo de mil cabezas,
que te acecha con el consejo y las certezas.
El vendedor de sueños canta su canción,
extraviado entre el humo y la polución.
La multitud va en un carnaval indiferente,
pisando al forastero y sin mirar de frente.
Romeo es un trotamundos que errante camina,
y Julieta rueda por los balcones de cualquier esquina.
Buscandote como quien busca la niñez perdida,
va como un verso a morar en tu alma letraherida.
El poeta dejo de ser aquel de las hadas y cuentos,
ya no construye castillos en el aire con arena,
ahora va de traje de gala y cortó su melena,
ahora habita firmes rascacielos de cemento.
Déjame que me vuelva a la suave pradera,
cansado del dolor que causan las aceras.
La ciudad es un monstruo de mil cabezas.
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