Resulta que vuelvo del gimnasio ubicado en el Shopping diagonal y cruzo por Belgrano hasta la quiniela donde laburo a saludar. Cuando salgo agarro por Belgrano para cruzar la rioja y en el camino me cruzo con una señorita voluptuosa y muy bien vestida, como para el crimen. Como iba en dirección contraria a donde me dirigía me olvido de ella y sigo. Cruzo la rioja cruzo Belgrano y me paro a ver la vidriera de libros en Yenny. Para mi sorpresa la voluptuosa se para al lado mío a mirar libros! Nótese que iba en dirección contraria, es decir que me siguió y se paro al lado Mio, mas que un indicador de interés, yo ante la sorpresa me abatate un poco mire unos segundos y seguí.
Pero esto no termino ahí por que mi cabeza siguió pensando, y decía así: Pero que boludo, por que no le dijiste nada, podrías haber dicho: Hola disculpame estoy buscando un libro para una amiga y quizás vos puedas ayudarme, o lago por el estilo. Y por el otro lado pensaba, y si solo es una coincidencia y se desvío y paro a mirar libros por que estaba en la suya. El caso es que me culpe por mi cobardía. Una leve culpa claro esta.
Al final de cuentas dije esto no puede volver a suceder, hay que intentar aunque sea una aproximación y si no seguir con la tuya pero mi postura para la próxima será no dejar pasar la oportunidad y sacarme de tal encrucijada. Cuantas oportunidades nos dejan con las dudas?
Así que ya saben, las pobres inocentes chicas que anden por ahí parándose a mi lado, pagaran mi error pasado.
Hasta la próxima entrega,
Gasty
De La vida cotidiana: Lo que pudo haber y nunca a sido.
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