Capítulo 22 de la vida cotidiana, donde se cuantan mis avatares y desenvolturas con la sociedad. Paso a describir los acontecimientos.
Tengo una centena de libros que quiero vender por que no los uso más y en el último de los casos comprar con esos otros, al estilo canje.
Voy al Atril de Mar del Plata con una lista de lo que tengo por que no los voy a llevar a todos encima.
Me atiende un empleado y le digo: Mira tengo todos estos libros y quiero ver si me los toman y elegir algunos otros a cambio.
Para mi sorpresa la chica le empieza a hablar a un micrófono enorme que tenia delante mio, presencia que habia desavertido, y de un parlante sale una vos. Lo que tuve que explicar mis razones por un micrófono y hablarle a un tipo que anda asaber donde estaba, todo esto con la empleada delante mio.
Cuando le explico me dioe: a pero sin el libro no te puedo decir. Si le respondo pero mira te digo cuales tengo que son conocidos, y me decis por que se cambia asi tengo una idea y te traigo los libros. No me responde, sin los libros no puedo.
Saludo y me voy al otro local del Atril, un empleado esta ves si consultar con el Sr. del micrófono me dice que sin el libro no puede. Y yo le digo, pero mira son conocidos por ejemplo, la colección de Tolkien. A me dice, los negros. Si le digo, completa e impecable, por que se puede cabiar, hum no tenes que hablar por el del micrófono. Y yo le respondo, y el del microfono no puede venir y hablar personalmente?
No me dice es por microfono. No gracias por microfono no quiero, chau.
Conclusión, me siento agredido, no tienen un poco de tacto, que les costaba decir, y mira podes cambiarlos por x cantidad de libros estimado, pero traelos y vemos.
Por otro lado, si ya se que tambien es su politica y hay que respetarla pero podes poner un poco de onda, pero consultando con algunas personas, tienen razon, y me vengo a enterar pensando que estaban locos, que no es asi, y el loco era yo.
Ya se que lo habitual hubiese sido decir bueno los traigo, y me ahorro la calentura y cumplo mi comentido quees cambiarlos, pero a veces mi indignacion es mas, pero cambiara, es un aprendizaje.
Hasta la próxima entrega,
Gasty.
De la vida cotidiana: Cap. 22, el loco era Yo.
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